lunes, 5 de mayo de 2008

En la Argentina vivimos como en Francia...

Comparto reflexiones del año 2004. Hoy 2008 ¿alguien puede señalar una diferencia?--

En la Argentina Vivimos como en Francia... en Francia de la Edad Media

Alicia Zárate
En numerosas investigaciones realizadas acerca del reino de Francia, de los siglos XII y XIII (doce y trece) -época de grandes construcciones fastuosas para los nobles y clérigos, y de extrema pobreza de gran parte de la población- destacan el origen complejo de las “infecciones”, de las “aguas negras” que ensucian y saturan las calles contaminan la atmósfera y el subsuelo, deterioran la calidad del agua necesaria para el uso doméstico e industrial.
Muchas de nuestras costumbres actuales ya eran algo “normal” allá en el Norte hace siete siglos, y llegamos a una situación gravísima en el 2004 y aquí en el Sur.

1. Contaminación orgánica humana


El principal generador de contaminación urbana somos nosotros, los seres humanos. Producimos una sobrecarga de residuos orgánicos proveniente de nuestras “necesidades” (palabra usada en el medioevo) biológicas y alimentarias.
Hagamos un cálculo aproximado de nuestra producción diaria. Si una persona normal produce por día, un promedio de 140 a 150 gramos de materia fecal (caca), y casi 1 litro y medio de orina (pis), en un barrio con 300 personas, pensemos esta semana en Roca Negra. Algo así como 45 kg. y
450 litros diarios, en cuatro días.... A esto sumemos las deyecciones de los perros, gatos, restos orgánicos y cada uno se dará una idea aproximada
del problema.
En Francia y en aquella época , surgieron los lugares “privados” -o sea una casilla con una tabla con un agujero grande- concentrados cerca
de un arroyo. Todo iba a parar a esos cursos de agua y muchos de ellos recibieron nombres que hacen recordar a los lugares nauseabundos y
fangosos , por la presencia de inmundicia. ¿Qué si no puede ser Merderon, Merderel, Merderet, o “calles de las Necesidades”?

2. La contaminación animal

Los habitantes del reino galo compartían el espacio con los cerdos, aves de corral, vacas...El perro ya era animal de compañía, pero había jaurías
de perros abandonados, que eran una plaga. Los carniceros tiraban al arroyo, al río, o a la calle directamente, las tripas y carne podrida, lo que
atraían insectos, ratas y era un criadero de gusanos. Proliferaban las ratas negras, ratones, chinches, pulgas, piojos, mosquitos e insectos transmisores de enfermedades de la piel... y de la peste; y millones, millones de parásitos que habitan en la tierra, en el agua y que de allí se van a vivir a los intestinos de los seres animales y humanos.

3. Contaminación química

También existía en el Norte y hace siete siglos... no sólo en nuestras ciudades, valles y ríos de la era industrial, la contaminación química. Todos los desechos de las curtiembres, de las graseras, de los talleres de cerámica, de teñidos, de fabricación de papel, de vino, etc., todo iba a parar a los arroyos, al río. Y esta contaminación es más lenta, menos espectacular que una fiebre, vómitos y diarrea provocados por la contaminación biológica, pero enferma y mata lentamente con sus metales pesados (saturnismo por el plomo, cáncer, leucemia, deformaciones en los recién nacidos, etc.).
Lanús, la provincia de Buenos Aires, la República Argentina, Sudamérica ¿responden a la descripción de las ciudades del reino de Francia en la Edad Media?
Desde mi punto de vista nada ha cambiado. Todo sigue igual o peor. Las medidas aplicadas en los países industrializados no sirvieron . Ahora
no saben en qué lugar del planeta -y del espacio- depositar sus desechos biológicos y químicos, mientras aquí estamos tapados por millones de
microorganismos patógenos. SI, hay MÁS PARÁSITOS QUE SERES HUMANOS (en sentido estricto) y amenazan con contaminar más con desechos químicos y atómicos, ya sea mediante “exportación”, “canje de deuda por daño al ambiente”, o con “trabajo”.
Ante esta realidad en este enero de 2004, con la experiencia colectiva que estamos adquiriendo, con sus avances y retrocesos, si nos atrevemos a
“seguir rompiendo los cajones del cerebro”, y pensamos en la SALUD COLECTIVA, podremos cambiar el sistema de sumisión y opresión en que
estamos viviendo.
Sabemos que hay muchos intereses políticos y económicos de los diferentes grupos de poder, que no permiten que el conocimiento científico, gratis y beneficioso para todos, salga de los claustros universitarios y se divulgue. Los medios de comunicación contribuyen a que continúe de esa manera.
Me pregunto por qué no crear TRABAJO SALUDABLE y exigir AGUA POTABLE LIBRE Y GRATUITA PARA TODOS. Es mucho más barato y beneficioso. Pero, aquí se presentan algunas dificultades, ya que deberemos:
  • seguir modificando costumbres arraigadas por la era del colonialismo, del consumismo;
  • tomar consciencia de que somos parte del organismo vivo, que es el planeta Tierra; y
  • dejar de ser funcionales al sistema, aprendiendo a cuidar animales y plantas que hasta ahora se han considerado feos, sucios, malos, nefastos, inútiles, de mal agüero, o cualquier otro motivo porque “alguien que sabe nos dijo” y además “siempre fue así”
Hay muchas soluciones al alcance de nuestras manos. Aquí presento algunas de ellas:
  1. Lavarse las manos y las uñas antes y después de ir al baño, antes de preparar los alimentos, antes de comer.
  2. No andar con los pies descalzos para evitar que los parásitos entren por la planta de los pies.
  3. Desparasitar a nuestro perro, a nuestro gato, o ¿no los queremos?
  4. Respetar los ciclos naturales observando las características de la zona. No es lo mismo vivir en Lanús o en Neuquén (Argentina) que en Cochabamba (Bolivia).
  5. Cuando se exija algo, estar bien informado y ver a qué intereses responden. Por ejemplo: el arroyo, hasta hace unos 30 años era un lugar de recreación, fuente de aire y agua limpios, de alimento (peces, berro), ahora en su mayoría están muertos o en agonía. Si pedimos el perfilado, el dragado lo estamos matando. Pedimos asfalto y se provocan inundaciones, los grupos económicos siguen haciendo fortunas y los funcionarios de turno participando de la “mordida”.
  6. Trabajar sin hacer canje con la muerte.
Hay más y diferentes soluciones, por cierto, será cuestión de seguir buscándolas juntos, ayudándonos y potenciando nuestros esfuerzos, sin esperar soluciones mágicas, ni apoyándonos en uno/a compañero/a o en una reducida cantidad de ello/as. Solo así, me parece, podremos salir de esta Francia medioeval en que estamos viviendo en este lugar del planeta en enero de 2004.

Escrito por Alicia Zárate durante Enero Autónomo en Roca Negra, enero de 2004, después de haber quedado impresionada por la lectura del libro “La Pollution au Moyen Age”de Jean-Pierre Leguay, Editions Gisserot, octubre de 1999. Francia


Sigue teniendo vigencia.


Para ilusionarme elijo un mundo más justo, no una miseria más chica. GM

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